¿Quién no ha alucinado con el sueño americano? Aquella idea del ascenso social y económico ya sea por méritos propios, trabajo duro o por un golpe de suerte; y que podría ser el epitome de la sociedad capitalista y de una vida de confort. La cinta del director Sean Baker, Anora (2024), ejemplifica esta ensoñación colectiva del ascenso y logro de una vida de lujo, por un golpe de suerte o por un designio del destino.
Sin embargo, dice el adagio popular que “lo que fácil llega, fácil se va” y para la protagonista, Anora "Ani" Mikheeva (Mikey Madison), esta conseja popular representa ir del cielo al infierno. En este sentido, vale la pena apuntar que la cinta, a pesar de ser un drama, extrañamente está clasificada como comedia o romance. Quizá alguien nos manda el mensaje de que la comedia cuando deja de funcionar puede convertirse en drama.
Viendo Anora, somos testigos de ello, la cinta nos muestra un día de rutina en la vida de Ani, como bailarina erótica, hasta que el golpe del destino la pone frente a Iván o Vanya Zakharov (Mark Eidelstein), un joven ruso, miembro de una familia adinerada de aquel país. Él al igual que ella anhela una vida distinta a la que parece estar destinado. Así, cuando ambos personajes, comparten sus soledades, cada una a su modo, se les revela una nueva vida, la cual se corta abruptamente cuando los padres de Vanya descubren que Ani es parte de la familia y legitima beneficiaria de la fortuna. A partir de este punto, se rompe el tórrido romance y se convierte en una disputa individualista por dejar el sueño americano para Vanya, y para no dejarlo por parte de Ani.
La cinta tiene un refinado estilo del humor, en el que las situaciones dramáticas, donde Ani es humillada por su familia politica o por el destino mismo, nos hacen empatizar con ella por medio de una carcajada o una sonrisa irónica. Considero que Anora es una farsa de nuestra sociedad contemporánea, una sociedad obsesionada con el confort, el derroche y el lujo. Una sociedad presa de las apariencias y en donde no es posible ver a la persona sin perder de vista, ni un centímetro, la propia percepción del mundo.
Sin embargo, la película también es un drama, ya que vemos la despersonalización y la lucha feroz de Ani por no abandonar el mundo con el que ha soñado, sin importar si esto la hace perder su esencia frente a la familia de Vanya, y en donde casi nadie alrededor de la trama parece empatizar con ella. De esta forma, Anora es un espejo de la realidad, una lección colectiva sobre el acenso social o económico, sobre la condición de las mujeres en una sociedad de consumo y también sobre el poder económico u oligárquico por encima del poder político.
También, es una película con un final esperanzador, que nos demuestra que es posible encontrar empatía y sacar lo mejor de otras personas, sin importar lo criticas que puedan ser las circunstancias. Así, Anora es sinónimo de esperanza en una vida mejor.
Como apunte final podemos decir que la película se estrenó en el 77 Festival de Cine de Cannes, donde ganó la Palma de Oro. Además de la buena acogida de la crítica, la cinta tiene diversos galardones como ser considerada una de las 10 mejores películas de 2024 por el National Board of Review y el American Film Institute. También ha cosechado diversas nominaciones, tanto en los Globos de Oro o en los Premios de la Academia, las cuales incluyen Mejor Película, Mejor Actriz y Mejor Director.