Reseña
ESO
por Pablo Andrade
28 de septiembre de 2017
o la terrorífica experiencia de crecer
Eso (It, 2017) de Andrés Muschietti es la adaptación cinematográfica de la novela homónima del escritor estadounidense Stephen King —que ya había sido trasladada a la pantalla chica en formato de miniserie en el año de 1991— y cuyo personaje principal es una entidad malvada que adopta diferentes formas para aterrar a la población de un pequeño pueblo llamado Derry cada veintisiete años.
Los protagonistas de la cinta de Muschietti, así como en el libro, son un grupo de niños apodados “los perdedores”, quienes empiezan a ser hostigados por esta presencia sobrenatural —cuya forma favorita para aparecerse es la de un payaso— que se alimenta tanto de su carne cuanto de sus miedos para hacerse más fuerte.
Lo interesante de la cinta del realizador argentino —que ya nos había demostrado que el terreno del horror se la da bien con la cinta Mamá (2013)— son los profundos simbolismos con los que retrata una de las etapas más difíciles y aterradoras de la vida: la adolescencia, ya que lejos de conformarse con hacer un relato del coming of age y sus implicaciones, Muschietti retrata, con cierto gusto melancólico, este tránsito entre la infancia y la adultez como un trance amargo en el que empieza a desaparecer el universo de la inocencia para cederle espacio al terrorífico mundo de la adultez en el cual ocurren cosas que dejan cicatrices imposibles de borrar.
De esta manera, Eso es un retrato de un grupo de niños que se ven obligados a enfrentar —acaso de manera prematura y en circunstancias demasiado crueles— el terrorífico drama de crecer y de entender que la vida implica atravesar innumerables episodios de dolor y, por supuesto, enfrentamientos permanentes con nuestros miedos más profundos.
El eje a través del cual Muschietti teje esta historia sobre crecer es el miedo; esta emoción primaria que nos persigue desde que nacemos hasta que morimos. En ese sentido, crecer es un duelo constante con las cosas que nos aterran, es atravesar muros invencibles solo para enfrentarte a uno nuevo, es dejar atrás fobias y reemplazarlas por nuevas en un ciclo que nunca parece terminar del todo. Tener miedo es parte de crecer y enfrentarse a ese monstruo que cambia de forma permanentemente es un rito de paso que marca las diferentes etapas de nuestra vida.
Además, la cinta retrata con éxito otros temas muy interesantes que se han vuelto tópicos en los filmes que hablan sobre dejar atrás la infancia como la incomprensión de los padres al respecto de lo que viven sus hijos, la amistad y sus lazos, el despertar sexual, lo femenino y lo masculino; e incluso plantea otros temas más escabrosos como el racismo y el abuso infantil.
Mención especial merecen todos los integrantes del reparto, entre los que destaca un estupendo Bill Skarsgård, quien da vida al payaso demoníaco Pennywise, a través de una serie de recursos como su voz, su mirada y en general con un lenguaje corporal amenazador que da cuenta de su gran calidad actoral.
En conclusión, Eso de Andrés Muschietti es la mejor adaptación de las dos que existen de la novela de King y lo logra gracias al cuidado que su realizador pone en el desarrollo de cada uno de sus personajes, que en conjunto, consiguen crear un mosaico más que interesante sobre la adolescencia y la terrorífica experiencia de crecer.